martes, 18 de abril de 2006

Tensiones y miedo...
El conflicto palestino-israelí es el conflicto bélico que más tensiones desata en el mundo. En esta intervención no tenemos la intención de analizar las claves de esta guerra eterna, no declarada entre las dos partes, sólo queremos mencionar que este conflicto, como ya se considera desde hace décadas es el epicentro de las diferentes tensiones en todo el Oriente Medio, con las implicaciones directas e indirectas que tiene globalmente y, que sin duda afectan a la política de muchos países en el mundo.

Los Israelíes, en distintas ocasiones, desde el inició de la crisis del programa nuclear iraní, no han cesado de expresar una y otra vez su deseo de ver Irán atacada. Tel Aviv siempre ha mostrado su hostilidad y ha formulado sus inquietudes, quejas y miedo de ver que Teherán está intentando obtener capacidad nuclear y convertirse así en una potencia militar en la zona del Golfo, como cabe añadir que precisamente Israel, si no está directamente implicada y detrás de armar todo el escándalo, como ha hecho durante el anterior escenario de las preparaciones de la invasión de Irak, vuelve a repetir las mismas maniobras para frenar el confuso programa nuclear iraní.

Según fuentes diplomáticas de la UE, Bush y Rice no ponen objeciones a las gestiones diplomáticas de los tres países europeos (Gran Bretaña, Francia y Alemania). Pero tanto la Casa Blanca como el Pentágono ya han dejado claro que no descartan la opción militar si el diálogo y las vías diplomáticas fallan. Hay que recordar que durante la ceremonia de la investidura de Bush, el vicepresidente Dick Cheney dijo que “entre los potenciales focos problemáticos, Irán es el primero de la lista”. Y sugirió que habría que evitar que Israel se adelante con un ataque selectivo como el que lanzó en 1981 contra un reactor iraquí.

El ánimo de los servicios exteriores europeos oscila entre la incredulidad y la inquietud ante comentarios como el de Cheney. O ante informaciones como la recién publicada en New Yorker, en la que el periodista que desveló los malos tratos en la prisión de Abu Ghraib, Seymour Hersh, ofrecía datos sobre la posible preparación de una intervención armada de EEUU en Irán.

Hace algún tiempo, en una entrevista con el periódico francés Le Figaro, la ex consejera de Seguridad Nacional americana asegura que la clave está en disponer de “los medios para verificar lo que los iraníes están haciendo y que no están mintiendo”. Condoleezza Rice cree que la crisis iraní “es algo que se puede resolver mediante la diplomacia”.

Teherán de su parte asegura que su programa nuclear persigue fines pacíficos, pero Washington considera que Teherán encubre actividades destinadas a fabricar armas atómicas. Rice asegura en la entrevista que el caso iraní podría acabar en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que a su vez podría conllevar sanciones económicas contra Teherán.

La preocupación creciente no sólo se siente en los países árabes del Golfo, en todos los países de la zona y Europa, es lógico que se siente también en Estados Unidos. El ex presidente Bill Clinton defendió la “solución diplomática” frente a la “opción militar” para resolver la crisis. Clinton ha advertido a Bush, del peligro de “tensar demasiado la opción militar”. “Confío todavía en que sea posible una solución diplomática”, aseguró el ex líder demócrata, para quien el principal peligro no es que Irán pueda hacerse con una bomba nuclear sino que el material fisible acabe en manos de grupos terroristas.

En referencia a la destrucción en 1981 de un reactor nuclear iraquí por parte de Israel, que sirvió para retrasar unos cuantos años la capacidad de Sadam Husein de desarrollar armas atómicas, Clinton mostró sus dudas acerca de que en el caso iraní se pudiese eliminar un reactor del mismo tipo “con una o dos bombas y sin víctimas civiles”. Clinton añadió que: “Irán es un enemigo mucho más poderoso y no estoy convencido de que el plan de los franceses y alemanes, que han optado por la negociación y la vía diplomática, no vaya a funcionar”, dijo Clinton, partidario de “dar un empuje vigoroso a la diplomacia”.

El ex presidente calificó de “básicamente buena” la estrategia de la UE y aconsejó a Bush “no tensar demasiado la opción militar”, aunque la mantenga sobre el tapete. Clinton analizando la situación política en Irán, definió a la República Islámica como un país que suscita perplejidad porque en realidad tiene dos gobiernos: una mayoría de tendencia liberal, que ha ganado dos tercios de los votos en seis elecciones sucesivas, y una minoría dotada de grandes poderes y capaz de bloquear las decisiones de la primera.”Nadie sabe cómo reaccionarían esos dos tercios de los iraníes si se adoptase una acción militar contra su país”, añadió advirtiendo.

Nosotros creemos que el ex presidente americano, desde su posición como demócrata y hombre de diálogo y tendencia pacífica pudo y puede analizar la situación iraní mejor que muchos expertos demasiado pesimistas que piensan que las opciones diplomáticas, como en el pasado con los iraníes, siempre han llegado a un callejón sin salida. Los dirigentes de Teherán no se han movido de su postura; recientemente han repetido que nunca van a renunciar a sus planes nucleares y dicen que continuarán con sus programas tecnológicos atómicos no porque desafían a otras partes, sino, porque piensan que tienen todo el derecho de obtener tecnología nuclear como las demás naciones.
A.Axdiri (Tiempos de cambio)

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