viernes, 21 de octubre de 2005

Vargas Llosa no perdona
Por Gustavo Daniel Perednik
¿Hay algún caso en que un intelectual de derechas alabe ideológicamente a un comunista, cifre en éste las esperanzas de paz y lo defina como uno de “los justos”? Sí: el primero se llama Mario Vargas Llosa y el segundo tiene el tino de pertenecer a un grupúsculo de israelíes (popular en Europa) que aspira a la destrucción de nuestro Estado, el único del planeta que para muchos merecería desaparecer.
Me apresuro a puntualizar, antes de que se me reproche ver judeófobos por doquier, que no estoy acusando a Ilán Pappe de procurar desmantelar el Estado judío: me limito a recoger sus propias declaraciones e incendiarios escritos contra Israel. Señalo la judeofobia, no la vitupero.

Los análisis sociales de este estalinista reciclado han sido reiteradamente refutados por la realidad (tal como los del resto de ellos), pero Vargas Llosa lo rescata de su anacronismo y con profunda empatía hacia él cierra una serie de siete artículos recién publicados en varios medios, siempre sedientos éstos de veneno contra Israel, que el peruano proporciona a raudales.

Los artículos declaman el sufrimiento de los palestinos, las limitaciones a su transporte, su rezago, los controles que incomodan sus vidas. 'El muro', 'Ratoneras humanas' y 'El horror' son algunos títulos de la despiadada tergiversación de los hechos, la difamación de nuestro pueblo y las caricaturas de judíos brutales.

En sus casi tres mil palabras, la nota sobre la ciudad de Hebrón ni menciona su historia básica: capital del antiguo Israel, fue residencia de judíos por milenios, hasta que en agosto de 1929 (cuatro décadas antes de que "la ocupación" sirviera de excusa) terroristas árabes exterminaran a la comunidad hebrea, mujeres y niños incluidos.

La limpieza étnica de Hebrón –ocultada por Vargas Llosa– sustenta la demanda de la izquierda de que la población de la ciudad deba ser exclusivamente árabe. El Estado palestino en gestación viene perfilándose tan políticamente correcto que a los judíos no se les permitirá residir en él: aunque haya pujantes ciudades árabes dentro de Israel, se acepta que la pax arábiga sea sin israelitas.

A Vargas Llosa eso no le molesta, porque su molestia fue acaparada por los judíos sionistas y religiosos, a quienes considera "peligrosísimos" mientras uno de ellos, matemático de la Universidad Hebrea, recibía esta semana el premio Nobel de Economía y los demás siguen dedicándose a construir el país con devoción y sin estridencias, y aspirando a la paz, la verdadera paz, que nunca emergerá del maniqueísmo vargasllosista, en el que Israel siempre es el malo.

Su amada ultraizquierda

Especialista en Israel, a este país circunscribe Vargas Llosa su izquierdismo, pero colocándose más a la izquierda del laborismo clásico. Éste le resulta excesivo en el mundo pero insuficiente en Israel, donde abraza a la ultraizquierda. La misma que fuera responsable de que nos entregáramos a las cuidadosas manos de Arafat, la que nos arrastró al peor baño de sangre de la historia de Israel, mientras Vargas Llosa se condolía por los niños palestinos trabados por controles pero nunca por los niños hebreos asesinados y mutilados en ómnibus y pizzerías. Después de todo, de unos y otros es culpable "la ocupación" de los israelitas.

Especialista en paz, Vargas Llosa sentencia una receta que ya ha fracasado una y diez veces, la de la ultraizquierda autista, a cuya versión israelí elogia como "la más noble izquierda del mundo".
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1 comentario:

Luunn@ dijo...

Bueno en realidad si le tenemos que poner un nombre a Vargas LLosa tendria que ser de oportunista a mi modesta opinion,tengo que decir que he leido la mayoria de sus libros y me gusta como escribe sus novelas, eso no significa que me guste como opina de politica.
Y el tema hebreo/palestina es un tema muy dificil de juzgar si no se ha estado ahi..pienso
Un saludo cariñoso
Luunna