martes, 22 de mayo de 2007

Marruecos y las tendencias islamistas

Marruecos y las tendencias islamistas
Alí Al Ajdiri
¿Ha entrado Marruecos en la lista de los países rehenes del terrorismo tras las explosiones de los kamikazes de Casablanca? O simplemente hay que considerar que los sucesos dramáticos ocurridos en los barrios de Sidi Mumen, Hay El Farah, y Moulay Yousef, durante los meses de marzo y abril pasados fueron una pesadilla horrible que tenemos que olvidar.

Sin embargo, al margen de lo que sucedió, cabe recordar que el terrible fenómeno del terrorismo llegó a nuestro país -el más estable entre los países del Magreb- con los atentados del 16 de mayo de 2003 y desde entonces el Reino, lamentablemente, ya no constituye la excepción entre los países islámicos, porque ya no está protegido por su singularidad política, siendo una monarquía constitucional bajo el poder de un Comendador de los Creyentes.

El jeque Abdessalam Yassin, líder del (Partido Al Adl wa El Ihsán considerado como el ideólogo más importante del movimiento islamista marroquí. Su producción doctrinal entre 1973 y 1989 comprende unos 15 títulos, sobre todo su obra, Al Minhaj Annabaui (La vía profética). Ese libro es una síntesis original de las enseñanzas del sufismo y el pensamiento político-religioso de Hasan Al-Banna (fundador, en 1928, en Egipto, de la ideología extremista de los Hermanos Musulmanes) y de Sayed Qoutb (uno de los dirigentes) cuyos textos sirvieron de base al islamismo revolucionario moderno.

La presencia de asociaciones islamistas de beneficencia en la escena pública marroquí (AS-Salam, Al-Birr, Al-Michkat, Etc.) ha permitido banalizar la figura del islamista. El activismo estudiantil en las filas de los universitarios representa el lado visible de esa nebulosa que tiende a tener ramificaciones múltiples. El movimiento islamista 'Al'Adl wa al Ihsan', intenta hacer valer sus derechos políticos llamando a un islam caracterizado por la moderación ideológica aceptable en un país cuyas tradiciones no toleran y no permiten el radicalismo religioso y las tendencias extremistas.

El sociólogo marroquí, M.Touzi, experto en este tema asegura que: “Varias veces los islamistas han mostrado su peso en la opinión pública marroquí y han demostrado tener un gran sentido de la organización… Siempre han mantenido la medida y la responsabilidad incluso cuando no han podido evitar los derrapes verbales ni una cierta ambigüedad en el lenguaje que permite pensar en una comunidad de pensamiento salafista...de los movimientos que actúan a nivel internacional especialmente los seguidores de la yihad de Afganistán.”

Entre las tendencias islamistas que visiblemente dominan la escena política islamista marroquí, podemos hablar de dos organizaciones: 'Al'Adl wa al Ihsan' (Equidad y Beneficencia) y Al Islah wa Tawhid (Reforma y Unicidad). Organizaciones famosas aunque en los últimos años, muchos de sus militantes fueron detenidos y/o perseguidos por sus discursos que tienden hacia el extremismo religioso o por sus sospechosas actividades, en realidad su principal objetivo antes de todo es adquirir una presencia política legal y, para poder pasar a la escena política intentan aprovechar de lo que ofrece hoy la transición democrática en Marruecos como oportunidades, sobre todo en estos tiempos de la apertura relativa iniciada por Mohamed VI, tras el fin de la era del reinado de su padre, Hassan II.

La asociación “Al Islah wa Attawhid” fue creada en 1982 - con el nombre de Jama'a Al Islamiya por dos antiguos miembros de la Juventud islámica, primer movimiento islamista marroquí, disuelto después de que algunos responsables (concretamente su fundador, Abdelkrim Moteí) se viesen implicados en el asesinato de Omar Benyellun, líder sindicalista y uno de los principales dirigentes de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) en 1975.

En Marruecos, según M.Touzi: “Podemos distinguir dos niveles de salafistas: el nivel doctrinal, pietista y teológicamente organizado alrededor de escuelas coránicas y de mezquitas privadas. Los elementos que completan los cursos con una estancia prolongada en Arabia Saudí o aquéllos que son adoctrinados por las grandes figuras del salafismo internacional tales como Ibn Albaz o el jeque Albani o al Hawali que se convierten a su vez en jeques nacionales que salieron de la sombra después del 11-S gracias a una campaña de prensa durante el verano de 2002. Se trata de los jeques Abu Hafs y Hassán el Kettani. El segundo nivel es ese conjunto de grupúsculos violentos que se alimentan del pensamiento wahabí pero que han derivado al bandolerismo y al crimen de derecho común amparándose en la yihad. Esos grupúsculos son activos en Marruecos desde hace cinco años, esencialmente en las ciudades de Casablanca, Salé, Tánger, Tetuán, Nador y Meknes. Se organizan en células de dos a tres personas con un emir como jefe.”*(1)

Los movimientos islamistas de tendencia a la moderación inscriben su movimiento en una perspectiva de lucha política, con un objetivo bien claro: llegar al poder a través de las elecciones o hacer la oposición y de ahí sucesivamente tener derecho a efectuar reformas y cambios que puedan llevar a un modelo de Estado islámico, esta tendencia está representada actualmente por el partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD), partido que alcanzó el tercer puesto en las últimas elecciones legislativas.

Por otra parte, Marruecos tras los terribles sucesos de Casablanca puede que esté ante una nebulosa que no corresponde a ninguna forma de organización islamista o movimiento yihadista hasta ahora conocido por las características y los métodos que les son atribuidos a aquellos movimientos o organizaciones terroristas; según ciertas informaciones facilitadas por la investigación policial, sólo se concluyó: “que la amenaza extremista viene de unos grupúsculos o células compuestas por activistas que reclutan unos a otros, nebulosa parecida al grupo más conocido del Reino con el nombre de GICM.

A esto tenemos que añadir que a pesar de las recientes detenciones y las investigaciones llevadas a cabo no se ha establecido ningún lazo o relación entre los jefes espirituales que destilan sus fatuas en las páginas Web, o entre los imanes de las mezquitas y los jóvenes sin o poca escolarización que aceptan incorporarse a los movimientos yihadistas en los barrios pobres de las ciudades. Aparentemente se trata de una nebulosa compuesta de individuos que después de su adoctrinación se preparan a morir como kamikazes con el objetivo de sembrar el miedo y dañar los intereses de la nación.
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*(1)Tengo que mencionar que las informaciones y los datos comentados en este artículo han sido recupilados pricipalmente de un estudio académico publicado en la revista Afkar-Ideas elaborado por Mohamed Touzi.
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