miércoles, 8 de abril de 2009

La cocaína, sus efectos y los placeres prohibidos

En muchos países europeos el consumo de la cocaína está a la cabeza de la lista y preocupa especialmente a los profesionales de la salud. La cocaína −farlopa, coca, nieve, polvo, perico...− No se sabe exactamente cuando llegó al continente europeo, pero quizás su consumo a gran escala empezó a finales de los años 80 según los expertos en la materia de narcotráfico. Desde entonces, su venta, tráfico y consumo han ido en aumento, especialmente con la caída de precios y su presencia es muy común en muchos círculos sociales.

Pertenece al grupo de los estimulantes del sistema nervioso central. Normalmente se esnifa, aunque se puede fumar o administrar por vía intravenosa. Produce una euforia intensa con elevación del estado de ánimo, excitabilidad, locuacidad, exceso de confianza, dilatación de las pupilas, aumento de la presión sanguínea y de la frecuencia cardíaca. Además, eleva la temperatura corporal, la sensación de grandiosidad, el vigor, produce desinhibición, inquietud motora −desasosiego−, deterioro en la capacidad de juicio, alteración de los patrones de sueño, agresividad, fatiga... Cuánto más alto se llega, más dura es la caída.

Asimismo, puede crear serias lesiones en el tabique nasal. Inyectada suele provocar mucha ansiedad. La intoxicación por cocaína causa confusión, ansiedad, crisis de angustia, calor y sudoración súbita, gran sequedad de boca, fuga de ideas, ideación paranoide, alucinaciones visuales y auditivas, sensación de insectos bajo la piel −por mencionar los más importantes−.

Tiene una muy potente capacidad adictiva y puede crear dependencia en cuestión de días o semanas −especialmente cuando se fuma o se administra por vía intravenosa-. Cuando la persona se da cuenta ya no tiene ningún control. Hemos podido ver pacientes verdaderamente desesperados por esa adicción y sus consecuencias.

Una de las paradojas de la cocaína es que aumenta el deseo sexual pero dificulta −o retrasa− el orgasmo. En muchos casos se ha relacionado el abuso de esta sustancia con un declive importante en el deseo y la actividad sexual.

Tenemos clara evidencia de que dificulta y deteriora las actividades sexuales. La cocaína actúa como anestésico local. Si la frotas en tus encías −por ejemplo− se adormecen. Hay quien la frota en sus genitales para demorar el orgasmo. Esto es muy poco recomendable, ya que puede adormecerla tanto que no se sienta nada. Y, claro está, puede dañar el condón.

¿Has tenido experiencias −directas o indirectas− con la cocaína?¿Alguna vez la has usado durante las relaciones sexuales? ¿Has sido testigo de los estragos que produce su dependencia?

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