domingo, 22 de octubre de 2006

Los errores de Dios

Los errores de Dios
ANTONIO ELORZA
En un reciente artículo, escrito al hilo del discurso papal de Ratisbona, Tariq Ramadán afirmaba que el principal defecto del mismo era la ignorancia del papel desempeñado por el pensamiento musulmán, y aquí citaba los nombres señeros de Averroes y de Abenjaldún, en la conformación de una Europa vista erróneamente como producto exclusivo de una marca de origen grecocristiana. La observación es parcialmente cierta, ya que en ocasiones esa presencia es soslayada, pero tal cosa no sucede en cuanto el emisor del juicio alcanza un cierto nivel intelectual.

"Abenjaldún es una mente clara, toda luz", escribió entre nosotros Ortega y Gasset, enunciando una valoración ampliamente compartida. Historiadores como Juan Vernet han mostrado la importancia de la aportación científica árabe y qué decir de Averroes. José Antonio Maravall mostró en su día que el averroísmo paduano resulta fundamental incluso para entender la teoría del dominio colonial en Juan Ginés de Sepúlveda. Otra cosa es que ese reconocimiento, atendiendo a un elemental criterio de ponderación, no llegue a borrar la primacía de la doble matriz griega y cristiana, de la misma manera que en la cultura musulmana están presentes elementos griegos, tomados de Bizancio y de la filosofía clásica, o persas, desde la organización del Estado a la irrigación mediante viajes, sin que tales captaciones empañen la identidad árabe e islámica. [Sigue... EL PAÍS - Opinión - 21-10-2006]

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