Qué explicación le podemos dar a esta compleja paradoja que representa este país del Magreb, el más dotado en recursos naturales y con una industria de petróleo y gas equivalente a la de los países del Golfo, siendo -Argelia uno de los países que forman parte de la OPEP- dotado con una riqueza que podría permitir al pueblo argelino vivir sin problemas de orden social y quizás alcanzar un nivel económico equivalente a los países productores de petróleo. Qué explicación, muy simple, la situación que vive Argelia hoy día- viendo tristemente estallar esta ola de violencia- en protesta contra el régimen que gobierna en Argelia y no es más que el resultado de una mala gestión gubernamental y una mala política orientada por la Jefatura militar que reina en Argelia.
Desde el miércoles pasado, la capital de Argelia vive la mayor ola de protestas populares y vuelve a vivir un ciclo de violencia parecido a lo de hace ya 20 años. Miles de jóvenes se han lanzado a tomar las calles incendiando comercios y coches, levantando barricadas y haciendo frente a la policía antidisturbios con piedras y todo lo que encuentran a mano. La revuelta se acentúa mas durante la noche mientras el poder político permanece en silencio.
La contestación, por culpa de la «hogra» como la llaman los argelinos, se ha extendido a las más importantes ciudades del país. No menos de 20 ciudades, entre ellas Orán, Blida, Laghuat, Sidi Bel Abbes, Bejaia, Constantina, Tebessa, Setif, Mostaganem, Buira, Annaba, se han sumado a la revuelta. La gente, en su mayoría jóvenes, protestan contra la carestía de la vida, la subida de precios, la falta de política social, la corrupción reinante y el incierto futuro que les espera. Según los medios, la revuelta hadejado ya tres víctimas mortales, como se han registrado más de 400 heridos entre manifestantes y miembros de las fuerzas de seguridad(300policias)
Para los analistas “la situación recuerda a la vivida en Argelia a finales de los años 80 y en la década de los 90. «la persistencia de la influencia del movimiento islamista sobre un amplio sector de la población» no sólo a la instrumentalización del Islam con fines políticos, sino principalmente a que los herederos del Frente Islámico de Salvación han sabido «explotar las consecuencias desastrosas de la gobernanza del país por un sistema incompetente y exhausto».
¿Por qué arde Argelia hoy? Las razones para el descontento popular no faltan, según la prensa argelina: la masificación de la pobreza, el éxodo rural, la gestión oculta de los asuntos públicos, la corrupción que afecta a las autoridades políticas en funciones, el eclipse mediático del presidente Buteflika y de los miembros más influyentes del gobierno, la distribución desigual de la renta petrolera y el cierre hermético del espacio político. El «salario mínimo» en Argelia es uno de los más bajos del mundo en un paíis cuyo régimen se enorgullece de poseer en las arcas del Estado un superávit de 250 mil millones de dólares procedente de las exportaciones de petróleo y gas.
Ante el silencio deliberado de las autoridades del Estado, los rumores han invadido las calles y plazas del país. Ningún responsable gubernamentral quiere salir a explicar qué ocurre y por qué han estallado las manifestaciones de violencia general. Salvo una declaración superficial del ministro de Comercio, Mustafa Benbada, acerca de las razones que han obligado al gobierno a permitir la subida de precios de productos de primera necesidad (azúcar y aceite, principalmente), el resto de responsables guarda un mutismo provocador. Un oficial de policía ha declarado de forma anónima al periódico El Watan que «esta explosión social era previsible desde hace mucho tiempo vista la miseria, la desigualdad social y el desplome del poder adquisitivo».
La opinión pública argelina nota que el presidente Abdelaziz Buteflika, no ha pronunciado ningún discurso a la nación desde su reelección en abril de 2009 y está ausente de los problemas domésticos. Probablemente su enfermedad le ha dejado inapto para su cargo de Presidente. La situación en los barrios populares de las grandes ciudades es alarmante. Las calles no están asfaltadas, los servicios del estado escasean o han desaparecido (correos, gas, electricidad, agua corriente, teléfono), los servicios sociales permanecen saturados, el transporte es caótico, «es como si el Estado no existiera», comentan los observadores.Esto parece Beirut en los peores años de la guerra civil o Argelia en los años 90».
El gobierno francés ha pedido «prudencia» a los ciudadanos que viajen a Argelia y a sus 35.000 residentes en el país norteafricano y que «extremen las precauciones». Los Estados Unidos han expresado su preocupación por la agitación social reinante, que atribuyen en gran parte al alza de precios y a la penuria de viviendas, «asunto mal gestionado por el Gobierno». La Casa Blanca dice estar «en contacto con el gobierno argelino y vigilar la seguridad de sus compatriotas».
La clase política y la oposición argelina atribuyen toda la responsabilidad de los acontecimientos al régimen de Buteflika. «El poder reacciona frente a la miseria creciente con el desprecio, la represión y la corrupción», dice la Reagrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), partido que dirige Said Saadi. Para éste «lo que ocurre es la consecuencia directa del autismo político, del fraude electoral y del acaparamiento de la riqueza nacional en provecho de una casta voraz e ilegítima».
Ante esta situación de marasmo total que vive estos días Argelia, el Movimiento Argelino de Oficiales Libres (MAOL) ha hecho una declaración junto a un llamamiento a las fuerzas vivas del país. Para el MAOL, «el deber de respeto al juramento militar y la obligación de fidelidad hacia Argelia imponen a la institución militar en su conjunto alinearse junto al pueblo». El Movimiento de oficiales llama al Ejército a «tomar una decisión de principios» y alejarse del «régimen en bancarrota, que representa un peligro gravísimo para el presente y el futuro del país».
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