Allí estaba yo
Hattiesburg, 2 de septiembre (21:00).- Respiré aliviado cuando regresé a mi pequeño apartamento, con otros tantos estudiantes, franceses y españoles, que se habían refugiado junto a mí. Vivo en un piso bajo y, según nos avisaron, era mucho mejor eso que estar en lo alto. Sólo podía pensar: "Como empiece a inundarse esto..." Pero no ocurrió nada de eso. Por suerte mi apartamento estaba orientado hacia el norte, en caída, y todo el viento y el agua que venían de la zona sur pasaban a toda velocidad frente a nuestra atónita mirada. Se movían los coches, las enormes plantas bailaban de un lado otro al ritmo del viento enfurecido, el más feroz que había visto hasta ese momento. Se cayeron árboles de 15 metros, se sujetaban unos a otros, como formando una tela de araña. Y allí estaba yo. Qué cosas.
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sábado, 3 de septiembre de 2005
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