En Marruecos, durante los últimos años, se nota el regreso al uso de ciertos viejos métodos: represión, censura, condenas y multas, toda una serie de medidas injustas para silenciar los medios, especialmente las voces críticas con el gobierno con el objetivo de acabar con la libertad de la prensa. (Unos métodos deja vu en la historia no lejana del país).Recordamos nosotros los que forman mi generación- nuestro país vivió tiempos difíciles, hemos aguantado, hemos sufrido más de tres décadas bajo un régimen muy duro, hubo enfrentamientos y choques duros. La prensa y Los medios combatieron juntos al lado de los partidos de oposición de izquierdas de -entonces-.
Hoy, de nuevo vuelve a crecer la interrogación. Por qué, ¿quien le teme a la prensa independiente y a dónde se dirige el país?A simple diferencia con las prácticas de ayer, se observa hoy con la evolución, se recurre a las mismas prácticas de ayer pero de !modo democrático! la teoría de los derechos humanos obliga a la justificación: no se puede proceder mejor que mediante tribunales y la justicia, es decir igual que antes pero con herramientas diferentes pero al final con los mismos resultados: con un proceso más organizado y bien argumentado la decisión política se convierte en simple "cuestión de justicia y tribunales de Estado"!. ¿¡Entonces quien puede hablar, cómo evitar no caer en la trampa, cómo evitar llamar un gato, gato por su nombre!? No queremos mencionar algún caso concreto, porque últimamente la prensa libre y las ediciones independientes no han cesado de expresar sus protestas y dificultados, precisamente en tiempos de crisis económica global, sólo hablamos de la tendencia del gobierno actual a controlar, frenar o dosificar la libertad de prensa en el periodo actual tras cumplir diez años el proceso democrático.
¿Qué razones tiene el Estado a volver a ciertas prácticas de ayer?Eso da miedo. Muchos de nosotros creíamos que estaban- esas prácticas- enterradas para siempre-. Censurar este o ese periódico. Juzgar, multar, perseguir a periodistas, asfixiar o cerrar periódicos de partidos o de empresas independientes que aspiran a liberar el país y ver mejorar la vida de los ciudadanos, o sea practicar el derecho de informar en el marco de las leyes del país. No lo puedo creer: ¡no, el tren no puede volver a hacer marcha atrás! Hay que pensar bien y actuar favorablemente para el bien de la nación. Hay que erradicar esas prácticas que hoy todo el mundo lamenta y condena. Muchos de nosotros con la esperanza de ver este país evolucionando hacia un futuro mejor, creíamos y creemos todavía que esas prácticas sólo pertenecían al pasado oscuro, pertenecían a la historia del país. No. “Parece que a algunos eso no les cae bien” lo que no entendemos. “No quieren enterrar el pasado”. No, y no, de nuevo, el pánico crece, muchos de nuestros gobernantes piensan: "no debemos dejar las cosas así". "¡La osadía de algunos no tiene límites!", "Así que a lo de antes". El proceso democrático, según ellos anda a riendas sueltas, tiene que estar controlado, de una manera u otra. “¡Marruecos no está preparado!”, insisten aquellos que se oponen a ese proceso de edificar una verdadera democracia con instituciones sólidas y estables para el bien de todos.
Desde 2001, se empezó a notar relativamente la transición democrática en el país, reflejada y, cómo no, en las ediciones de de un gran número de medios de comunicación, una transición quizá difícil- por supuesto-tras un largo periodo de duros tiempos, pero en efecto una verdadera transición. Y como el día viene tras la noche, llegó en aquellos tiempos de cambio. Así, creo fue el comienzo de ese inicio de la nueva era tras la llegada al poder del Rey Mohamed VI. Desde entonces, muchos observadores lo veían así: Marruecos, había optado por el cambio o por lo menos se deducía así viendo las notables señales políticas, en definitiva la nación iba a cambiar de rumbo: "no volver atrás nunca, democratizar el país y olvidar el pasado: empezar la marcha y construir todo sobre una base sólida con los mecanismos válidos para conducir el país en esa dirección a pasos firmes, siempre hacia ese objetivo bien claro.