¿Por qué el dictador Mubarak se aferra al poder? ¿Por qué parece resistir otros días más sin ceder el poder pese a las multitudinarias protestas en Egipto? No es fácil responder hoy dada la complicada situación en la calle egipcia estos días. El viejo dictador Mubarak se ciega a ver la realidad y cree que todavía puede salvar su régimen. El ejército todavía no ha tomado una posición clara. El portavoz militar de las fuerzas armadas en sus últimos comunicados se nota que sólo intenta contener la situación ni más ni menos. Al régimen de Mubarak no le faltan maniobras para ganar el tiempo y posiblemente crear división en la calle egipcia con la ilusión perversa del dictador de acabar con la protesta popular, hasta ahora fuerte y unida con un fuerte impacto dentro del entorno árabe e internacional.
Mubarak, no sólo se siente respaldado por los guardianes que le protegen junto a las élites que durante décadas beneficiaron de ese poder autoritario en Egipto. Y quizá más, en plena crisis hoy está recibiendo todo tipo de asistencia directa o indirecta también desde el exterior con la esperanza de neutralizar y acabar con la rebelión. Una rebelión que día tras día aumenta y avanza gracias a la pasión revolucionaria y la rebeldía de los jóvenes. Mubarak de su parte se nota que está preparándose a resistir y no hay indicaciones de que está dispuesto a ceder el poder entre hoy y mañana.
No obstante, no sabemos cómo será el desenlace político o la evolución sobre el terreno si no cede Mubarak en los próximos días, seguro que habrá más aspectos de incertidumbre, sobre todo si las fuerzas militares no salen a defender la manifestación civil y controlar la situación en los momentos de alta tensión al ritmo de la evolución de la confrontación. Numerosos líderes europeos piden a los responsables en Egipto iniciar una transición pacífica ahora.
El aspecto que ha caracterizado este octavo día de revueltas en Egipto es grave. Aparentemente Mubarak ayer lo ha dejado bien claro en su discurso, insistiendo que no tiene intenciones de ceder el poder, dijo que se va a quedar donde está para llevar a cabo las reformas, un gesto claro de desafío. El Faraón ha pasado al plan B, es decir aplastar la rebelión y seguir gobernando cueste lo que cueste. En esta lógica de confrontación crece la confusión acerca del futuro inmediato de la crisis egipcia y, crece también el miedo a más violencia y el caos general.
Las revueltas incesantes en la plaza de Tahrir en el centro de el Cairo y las demás ciudades siguen pidiendo que Mubarak se aparte del poder y más empiezan a pedir que sea juzgado dentro del país. El nerviosismo aumenta en la calle y la tensión no cesa de aumentar, el dictador está cada vez más aislado y acorralado, los apoyos internacionales sobre los que ha podido contar durante sus 30 años en el poder hoy no le pueden salvar. La voluntad y los sacrificios del pueblo egipcio durante estos días históricos serán decisivos. El pueblo egipcio quiere que el dictador abandone el poder, Egipto continua hirviendo y la violencia ya se ha disparado. El mensaje de la calle egipcia - se espera- que ha llegado, Mubarak sabe ya que tiene que ceder el poder.
La llamada comunidad internacional hasta ahora ni siquiera ha abierto contactos de diálogo con los dirigentes de la oposición en Egipto. En cuanto a las señales y las declaraciones diplomáticos se nota bien el tono tímido del apoyo de la Unión Europea y de los EEUU a las peticiones de poner fin al reino de Mubarak. Sólo las protestas legítimas de los jóvenes pueden ser decisivas.
Sobre el terreno, como lo mostraron globalmente miles de canales de TV, Youtube, DailyMotion, entre otros medios. Ha sido sorprendente y muy feo ver grupos de policía secreta sin uniforme vestidos de civil a lomo de caballos y camellos atacar periodistas de cadenas árabes y extranjeras y manifestantes con palos, cuchillos, machetes y cócteles molotov. El mundo ha visto en directo enfrentamientos feroces de cara a cara como último intento de venganza o acto desesperado de Mubarak, para sembrar el miedo y el caos. Este capítulo es una amenaza a Egipto, hay que presionar sobre Mubarak para que abandone Egipto ya. Si no hay mediación urgente por parte de los EEUU, la EU, y las demás potencias para encontrar un desenlace justo, la crisis puede generar más violencia y más grave, aquello puede agitar hasta el extremo la región árabe, dada la importancia estratégica de Egipto en Oriente Medio.
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