Si la ambición de la mujer saharaui era alcanzar ser héroe, ya se ha convertido en icono de activista y ha obtenido alcanzar relativamente algo de ese mérito. Ahora bien, si Haidar cree cambiar la realidad creada ya en esa región del mundo (Sahara marroquí), desde hace más de tres décadas, estaría ella sin duda bien equivocada como los que la apoyan desde Argelia o más allá, porque tiene que saber, que el conflicto del Sahara no es un conflicto que se va a solucionar con huelgas de hambre.
José Luis Rodríguez Zapatero rechazó ayer que el Gobierno que preside haya "arrojado la toalla" según reproches de la oposición. "El Gobierno ha venido trabajando desde el primer momento, con toda su capacidad, dentro de los límites. El Gobierno puede hacer lo que está a su alcance y no puede hacer lo que no está a su alcance", dijo.
No obstante, reconoció que es "una situación nada fácil" y que el objetivo es encontrar "una solución razonable, pensando por supuesto en la persona de Haidar". Pero, incluso así, volvió a descartar la intervención del rey, que mantiene relaciones privilegiadas con Mohamed VI de Marruecos: "Este asunto, que es difícil, no debemos trasladarlo a ninguna otra instancia. Dejemos trabajar al Gobierno, que es lo razonable y lo lógico".
Zapatero, durante una breve rueda de prensa a su llegada a los actos de conmemoración de la Constitución, rechazó que el caso Haidar pueda provocar un deterioro de las relaciones bilaterales con Marruecos. "Una de las prioridades de la política exterior es mantener una buena relación con todos los vecinos. A veces surgen dificultades, pero debe prevalecer lo que representa el interés general", subrayó.
Aquí en Marruecos, según informa Europa Press, el ex secretario de Interior y alto cargo del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), Fuad Ali El Hima, afirmó que España "debe hacer una elección: seguir al lado de un país como Marruecos, que ha demostrado su capacidad de controlar los peligros a los que se enfrentaba (inmigración clandestina, tráfico de drogas y terrorismo extremista), o ponerse del lado de una región (Sáhara), con los riesgos que eso implicaría para el futuro de España y de la Unión Europea".
No obstante, el Gobierno español seguirá buscando aliados para hacer cambiar de opinión a Marruecos. Una ocasión para ello será la reunión mensual que esta semana celebran en Bruselas los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
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