jueves, 7 de abril de 2005

Lucha contra el terrorismo

El cerebro del atentado de Casablanca muere en un tiroteo con la policía saudí

Por Ángeles Espinosa
El País

"No hemos llevado a cabo un asalto porque temíamos que emplearan explosivos contra nuestros hombres", explicaba anoche por teléfono el general Mansur al Turki, portavoz del Ministerio del Interior saudí. Sus fuerzas antiterroristas acaban de poner fin a tres días de enfrentamiento con una célula de presuntos miembros de Al Qaeda en la localidad de Al Ras, a 320 kilómetros al noroeste de Riad. Una veintena de militantes resultaron muertos y fuentes de seguridad europeas aseguraron que entre ellos se encuentra el marroquí Abdulkrim al Mejjati, cerebro del atentado de Casablanca y también vinculado al 11-M.

"No puedo confirmarlo todavía porque tenemos que identificar cuidadosamente todos los cuerpos", declaró cauto el portavoz de Interior. "Ya hemos transferido algunos al depósito, pero otros estaban en la zona de combate y aún no ha dado tiempo", añadió tras admitir que el tiroteo había sido intenso. "Queríamos cogerles vivos, no matarles", manifestó para explicar por qué se prolongó tanto el enfrentamiento. Sin embargo, el propio general Mansur reconoció que se trataba de "terroristas muy peligrosos que harían todo lo posible para evitar ser capturados". Finalmente, sólo tres lo fueron, entre ellos el líder religioso de Al Qaeda en Arabia Saudí, a quien las fuentes europeas citadas identifican como jeque Hamid al Hamid.

Al Mejjati, de 36 años y uno los dos peces gordos que murieron en el tiroteo, era objeto de una verdadera caza humana en Europa por el atentado de Casablanca del 16 de mayo de 2003, del que estaba considerado el cerebro. Ese día 12 terroristas suicidas llevaron a cabo cinco ataques simultáneos contra intereses empresariales y diplomáticos de España, Bélgica e Israel y acabaron con la vida de 33 personas, entre ellas 4 españoles. Los servicios secretos marroquíes también consideran que actuó como coordinador del 11-M y presunto eslabón entre Jamal Zougam y Abu Musab al Zarqaui, aunque los jueces españoles no habían dictado orden de detención contra él. Los responsables policiales saudíes desconocían que Al Mejjati se encontrara en el reino.

Junto a él también murió en Al Ras otro importante cabecilla local de Al Qaeda, Saud Hamud al Utaybi. Ambos figuraban en una lista con los 26 militantes más buscados del reino que las autoridades saudíes publicaron en diciembre de 2003. Si se confirman sus muertes, sólo quedarían en activo cuatro de ellos, entre los cuales estaría el presunto jefe de Al Qaeda en la península Arábiga, Saleh al Awfi, a quien hasta hace tres semanas se daba por fallecido. Los restantes han muerto en enfrentamientos con la policía o están en prisión, incluido un marroquí que fue detenido en Bélgica.

Aunque el general Mansur no precisó cuántos agentes habían resultado heridos durante los tres días de combate, fuentes hospitalarias estimaron en un centenar los que requirieron asistencia médica, de los que sólo 14 permanecían hospitalizados anoche. Las cifras dan una idea del fragor de la batalla. Las fuerzas de seguridad saudíes llevan dos años inmersas en una campaña contra los militantes islamistas radicales, que cuestionan la monarquía y han llevado a cabo atentados tanto contra ciudadanos extranjeros como contra intereses gubernamentales

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