Las revoluciones no nacen del vacío, sino de la acumulación de la humillación, el castigo colectivo y la marginación. Las razones que motivan el movimiento en las calles árabes son similares, pero las circunstancias son diferentes. La meta final y cómo interactúan las causas serán distintas en cada país debido a sus características: la historia, la estructura social, las relaciones y el grado de coherencia entre sus componentes, las relaciones con la comunidad internacional, y la naturaleza del tirano. Hay muchos denominadores comunes en el ejercicio de los pueblos y en el comportamiento de sus gobernantes, pero no son suficientes por sí mismos para llegar a conclusiones iguales ni a determinar la salida o dibujar un horizonte de futuro.
No hay conspiraciones externas que muevan las revoluciones sociales, como se ha insinuado. Los gobiernos deben responder de manera permanente, y no temporal, a las demandas y escuchar los mensajes del pueblo. Deben continuar presentando iniciativas positivas y serias que contribuyan al restablecimiento de las reformas políticas, con el fin de reforzar los principios de la justicia social y los derechos humanos y proteger la dignidad de los ciudadanos, la libertad, la seguridad, y no sus propios y estrechos intereses... Leer artículo
Fuente: El Periódico.com
jueves, 7 de abril de 2011
El miedo ha cambiado de bando
Etiquetas:
El Magreb,
Mundo Árabe,
Opinión,
Revolución árabe
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