Quizás de estas cosas no se habla o más mejor en en casos así no hay de qué hablar por eso se guarda silencio. Sin embargo claro está que hay mucha literatura y historias emocionantes vividas y narradas sobre este tema de gran sensibilidad humana. La unión de parejas normalmente siempre supone eso (relaciones sexuales) y no el caso contrario la abstención o la pasividad, impotencia sexual etc. pero la naturaleza humana siempre conoce fución y desfuncción, o como se dice siempre hay "excepción a la regla" y de ahí cabe imaginar casos de parejas que “no funcionan” (en lenguaje vulgar) no funcionan como lo exige por lo menos "la física y la química" entre otras leyes de atracción y unión que hacen posible la existencia matrimonial. Personalmente conozco matrimonios que viven vida normal sin tener relaciones sexuales por múltiples motivos que en este espacio no cabe entrar en detalles. .. Que eso es normal o no, yo que sé, ni tengo respuesta a ese tipo de situaciones. Ah que recuerdo una historia que una amiga me contó que su hermana tras haber contraído matrimonio continuó con su virginidad intacta hasta que se quedó embarazada. ¿Cómo llegó a tener embarazo? ¿Por qué continuó siendo virgen? ¿Qué pasó? No sé, como no he podido saber más detalles nunca llegué a creer esa historia que me contó mi amiga marrakchí sobre su hermana, quizá la hermana casada tenía complejos o alguna perturbación psicológica o por otras razones no podía practicar sexo como lo exige toda unión matrimonial.
A lo largo de los años hemos conocido a un buen número de matrimonios sin consumar. A muchos les resultará sorprendente que dos personas adultas no lleguen a tener relaciones sexuales a pesar de llevar juntas largos períodos de tiempo. Quizás estamos demasiado acostumbrados a pensar que, en un principio, las relaciones pueden estar llenas de pasión y que con el tiempo las relaciones sexuales alcanzan mínimos. Para muchas personas es bastante más fácil imaginar situaciones en las que la pareja, con el tiempo, simplemente se conforma con una muy escasa actividad sexual. No obstante, resulta mucho más llamativo que una pareja se mantenga unida sin haber llegado a tener relaciones sexuales y, más concretamente, sin realizar el coito. Indudablemente, se trata de una situación extrema.
Nuestra experiencia en consulta con este tipo de parejas se circunscribe a situaciones en las que uno de los dos —o ambos— padece algún tipo de disfunción sexual. Cabe esperar que existan otro tipo de matrimonios no consumados que nunca acudirían a consulta sexológica. Quizás simplemente porque no consideran que sea un problema o porque no cuentan con la motivación necesaria para enfrentarlo e intentar solucionarlo.
El año pasado se publicaba un estudio realizado en una clínica sexológica de Turquía. Ahí se revisaron los expedientes clínicos de 1.880 sujetos y se encontraron 449 parejas en matrimonios no consumados. Según los datos del estudio, el 67% de estos casos estaban ocasionados por alguna disfunción sexual en la mujer; el 7% en el hombre, y el 26% en ambos miembros de la pareja. El vaginismo fue la causa principal por la que la pareja no llegaba a consumar. Ocupó el 81% de los casos femeninos, mientras que la disfunción eréctil fue el motivo en el 10.5% de los casos masculinos. Asimismo, la eyaculación precoz se llevó el 5%.
Según diferentes estudios en sociedades orientales —con Turquía incluida— se da una mayor incidencia de eyaculación precoz y vaginismo en éstas que las detectadas en Occidente; estas disfunciones suelen ser las propiciadoras más importantes de los matrimonios no consumados. La mayor incidencia de estos problemas sexuales se debe, en gran medida, a la influencia religiosa, que propicia una sexualidad reprimida y culpable.
Volviendo a la experiencia en nuestro país, como comentamos, hemos sido testigos de algunas situaciones de matrimonios no consumados muy extremas. Nos viene a la mente el caso de una pareja: él pasaba los 40 años y ella estaría en la mitad de la treintena. Llevaban unos cuatro o cinco años de novios y no conseguían realizar el coito. Era una pareja compleja en una situación muy difícil. Además de la fuerte influencia religiosa a la que estaban sometidos, en el contexto familiar, ninguno de ellos contaba con la confianza suficiente para intentar tener coito. Les aterraba esa posibilidad y, si llegaban a intentarlo, él sufría una disfunción eréctil resistente a cualquier fármaco proeréctil. Un aspecto muy curioso era que ella ya había estado casada con un hombre durante casi 10 años y tampoco había conseguido consumar el coito. De hecho, la Iglesia le había concedido la nulidad matrimonial. Lo más sorprendente es que ella era quien manifestaba más ganas e interés por el sexo, pero, qué casualidad, ninguno de los hombres que había elegido como parejas conseguía llegar a la penetración. Al final, tuvieron que emplearse a fondo en el proceso de terapia sexológica para solucionar sus dificultades, pero no lo tuvieron fácil.
Este caso demuestra que para poder remediar una situación de este tipo es necesario, en primer lugar, buscar ayuda. Luego, además, será indispensable el compromiso de la pareja de adherirse al tratamiento hasta el final. Con frecuencia, lo que precipita la búsqueda de ayuda es el deseo de tener hijos, más que el interés por el sexo.
¿Conoces casos de matrimonios no consumados? ¿Sabes cuál era el obstáculo para la consumación? ¿Cuál es tu experiencia al respecto?
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