Hace apenas seis días, el hombre que masacró sin piedad a más de ochenta jóvenes en la isla de Utoya utilizó su cuenta en Twitter para enviar una cita del filosofo y político inglés John Stuart Mills. «Una persona con una creencia iguala la fuerza de 100.000 que solo tengan intereses», escribió. Pero ¿qué clase de creencia profesaba Anders Behring Breivik? Eso aún no se conoce del todo, pero lo que sí se sabe es que a pesar de su apariencia amable y sonrisa amistosa y franca hizo estallar un coche bomba en el centro político de Oslo causando siete muertos. Y poco después, vestido con un uniforme de policía, abría fuego contra una multitud de jóvenes que participaban en un acto político organizado por el Partido Laborista y donde esta previsto que interviniera el primer ministro, Jens Stoltenberg.
Sin militancia clara
Un comando especial de la Policía logro detener al asesino, que no opuso resistencia, y según las primeras informaciones, cooperó en el interrogatorio y respondió a las preguntas que le formularon los agentes. «Sus simpatías políticas se inclinan hacia la derecha, pero no es militante de ningún grupo extremista», señaló un portavoz de las fuerzas de seguridad al revelar los primeros detalles sobre la personalidad del agresor. «Es frío como el hielo y llegó simplemente de la nada», añadió.
Hasta el viernes, Anders Behring Breivik era casi un ciudadano modelo de Noruega. Había estudiado religión y economía en la Oslo Commerce School de la capital y se había convertido en exitoso dueño de una empresa agroalimentaria que daba trabajo a más de setecientas personas. Pero el asesino tenía una personalidad oculta que los sabuesos lograron rastrear en la web antiislámica Document. no.
Entre los meses de septiembre de 2009 y octubre de 2010, el múltiple criminal dejó traslucir sus emociones y sentimientos en numerosos mensajes donde expresaba su odio a la sociedad «multikulti» y en especial a la «cultura marxista» que supuestamente difunde y defiende el gobernante Partido Laborista. Sus enemigos son los nazis, los marxistas y los islamistas, todos partidarios de una ideología del odio y a los cuales es necesario combatir sin distinción, según se traslucía de sus comentario en la Red.
Los investigadores también lograron descubrir sus simpatías por Winston Churchill y por Max Manus, un famoso miembro de la resistencia noruega durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Anders Behring Breivik poseía además dos licencias para portar armas, era aficionado a los videojuegos World of Warcraft y Modern Warfare y un amante de la música clásica, de películas bélicas, además de lector asiduo de Kant y de Adam Smith.
Pasado político
El autor de la masacre también tenía un pasado político más que dudoso. Entre 1999 y 2006 militó en el Partido del Progreso, la agrupación xenófoba de Noruega, donde llegó a dirigir a sus juventudes. «Me entristece saber que esta persona fue miembro de nuestro partido», manifestó ayer el presidente de la organización, Siv Jensen, al revelar que el militante había sido expulsado en 2006. «Nunca fue muy activo, y nos ha costado encontrar a alguien que supiera algo de él», comentó. «Participó en la sede local de Oslo, pero dejó de pagar su cuota de afiliado y se fue en 2006 o 2007».
«Es raro que no se haya suicidado después de cometer la masacre», admitió un portavoz de la Policía al dar a conocer el comportamiento que adoptó el asesino durante los interrogatorios. «Al menos podremos saber cuáles eran sus motivos. En lugar de guardar silencio está colaborando plenamente», añadió.
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