Juan Goytisolo rechaza el Premio Internacional Libio de letras
¿Qué razones o principios éticos u otros tiene el escritor barcelonés gay Juan Goytisolo para rechazar el Premio Internacional de Literatura Libio? Un premio anual otorgado con la financiación de la Yamahiriya Libia Popular Democrática de Gadafi.
Las razones esgrimidas por Goytisolo para rechazar el premio, pese al respeto que muestra al jurado que decidió darle el honor y los 150.000 euros que conlleva el galardón, por una cuestión ética, ya que Goytisolo se ha posicionado en contra de los regímenes, tanto dictatoriales sean monarquías de orden teocrático o repúblicas heriditarias, que, según el, hacen que el mundo árabe sea incapaz de avanzar de acuerdo a los tiempos que corren.
Goytisolo ha dicho“Gracias pero no” y de esa forma afianza su postura pública y ética. Sin embargo, al leer los comentarios a la noticia, tanto el propio periódico como en otros medios, surgen varias preguntas recurrentes. ¿No podía haber aceptado el premio y donado esa cantidad de dinero a una obra benéfica.
Él mismo, en toda transparencia, en un artículo de opinión publicado en la prensa española (El país) explica sus razones personales de su renuncia al galardón internacional libio de letras.
El pasado mes de julio fui informado, primero por teléfono y luego a través del correo electrónico del Instituto Cervantes de Tánger, de que acababa de ser galardonado con el Premio Internacional de Literatura dotado de 150.000 euros. Mi interlocutor, el hispanista egipcio Salah Fadl, es una de las figuras más respetadas del mundo intelectual de su país y cuyas convicciones democráticas no dejan lugar a dudas.
En respuesta a mis preguntas sobre la composición del jurado que me concedió el premio, la noticia de que el presidente del mismo era el gran novelista libio residente en Suiza, Ibrahim El Kuni, aumentó mi satisfacción. Admiro profundamente al autor dePolvo de oro: el insólito y conmovedor relato de la pasión amorosa de un beduino por un raro ejemplar de camello moteado, pasión a causa de la cual vende a su mujer al dueño del mismo y emprende la huida con él a desierto traviesa, hasta un final trágico que suspende al lector, como si la pareja fuera la de Romeo y Julieta, es en mi opinión una de las mejores novelas árabes contemporáneas. El libro, traducido al español y con un prólogo mío, apareció hace unos pocos años con el sello editorial de Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores.
Los restantes miembros del jurado, profesores de renombre en diversas universidades de Europa, Estados Unidos y Australia, mostraban también a las claras la solvencia e integridad moral del mismo.
Las razones por las que me fue otorgado en su primera convocatoria eran asimismo estimables y las acogí con agradecimiento: la creatividad literaria y artística, mi nunca desmentida, atracción por la cultura árabe, la defensa de las causas justas. Como escribí al doctor Salah Fadl, "la honradez y valía de todos los miembros del jurado que me recompensó es la prueba indiscutible de la independencia que ha guiado su elección". Soy en efecto uno de los raros novelistas europeos interesados por la cultura arabomusulmana -un interés que extiendo al ámbito turco e iranio- y he defendido en la medida de mis medios tanto la causa palestina de acuerdo a las resoluciones de Naciones Unidas, como la lucha por la democracia y la libertad de los pueblos árabes cruelmente privados de ellas.
Esto me ha valido muchas enemistades y ataques por los "occidentalistas" a ultranza, que niegan contra toda evidencia demostrable el importante componente árabe (y judío) de la lengua y la cultura hispanas.
Mi modesto conocimiento del árabe dialectal de Marruecos -ni mejor ni peor, pienso, que el del Arcipreste de Hita- me ha procurado una perspectiva preciosa para captar nuestra singular identidad, compleja y mutante como lo son todas las identidades culturales y humanas abiertas y ricas.
Pero...
Pues hay un pero. La dotación económica del premio -los 150.000 euros- procede de la Yamahiriya Libia Popular Democrática, creada en 1969 por el golpe militar de Gaddafi. Tras un breve debate interior entre aceptar el galardón o rehusarlo, por razones a la vez políticas y éticas, me decidí por la segunda opción.
El brutal desequilibrio existente entre Europa y los países árabes no responde únicamente a razones de índole religiosa sino a causas sociales, políticas y culturales que debemos analizar cuidadosamente. No carguemos todas las culpas sobre nuestros hombros. Las suyas son tan graves como las nuestras. La corrupción de las élites gobernantes, las dictaduras que se perpetúan en el poder, la farsa electoral que se repite en la casi totalidad de los Estados de la Liga Árabe, no valen de muralla para impedir la expansión del islamismo: al revés, lo fomentan y lo convierten en alternativa viable.
La democracia, asociada por muchos a los suculentos negocios de los países de Occidente con las petromonarquías del Golfo y a los magnates y emires que exhiben indecentemente su riqueza en Casablanca, El Cairo, Beirut o Marbella ha perdido la fuerza imantadora de antaño para las masas pobres y analfabetas, a las que se cierra también en la espita de la inmigración.
Como escribí al doctor Salah Fadl, "le ruego que comprenda los motivos que me aconsejan tomar esta resolución. No soy incondicional de ninguna causa y precisamente por respeto a los pueblos árabes y a su admirable cultura, he criticado siempre que he podido a las teocracias y dinastías republicanas que los gobiernan y mantienen en la pobreza y la ignorancia. El espectáculo de vacuidad e impotencia que ofrecieron durante la salvaje invasión israelí en Gaza me indignó, como indignó a toda persona decente. La dificultad de acceder al estatus de ciudadano es la causa principal de su frustración y de su refugio en una versión extremista del credo religioso. En conclusión: la coherencia conmigo mismo pesa más fuerte que todas las consideraciones de agradecimiento y afecto a personas de tanta integridad como la suya y la de los demás miembros del jurado".
Escribí este correo de un tirón y me sentí liberado al punto de un peso agobiante. Nunca he corrido tras los premios y si los he aceptado ha sido por cortesía hacia quienes me los concedieron. En este caso concreto era del todo imposible.
Añadiré por fin que tanto Ibrahim El Kuni como el doctor Salah Fadl han comprendido mis razones y me han reiterado su valiosa estima y amistad.
4 comentarios:
Porque decir desde el principio de tu billete que Juan Goytisolo es un escritor "GAY"?
Que tiene que ver eso con su rachazo del premio libio?
Porque lo es... y eso amigo implica tantas y tantas cosas...otros lectores pueden entender lo que quieren, o sea otras cosas. Yo no sé por qué mi texto salió de esa forma...creo que eso de gay no cambia nada del ser humano. Y gracias por su interés.
Eso explica su rechazo de un premio que non tenia gana de recivir? No lo creo!
Por lo tanto, la palabra "GAY" quita a tu billete todo su interes intelectual!
Creo que la palabra "Gay" añade una razón más para no aceptar el premio de un regimen autocrático además de poner en evidencia la hipocrisía de tal regimen.De lo contrario, si el escritor lo aceptára pondría en evidencia su propia hipocrisía, mientras que el billete intenta demostrar su gran integridad y coherencia consigo mismo en todos los niveles (político, ético y, por qué no, personal).
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