Mariano Rajoy, aunque pretende dar todo su apoyo al Gonierno, no sé cómo, cuando habla como si fuera no es su problema lo de- si España estará o no, entre los invitados al G20 que Buch reunirá en la cumbre de Washington el 15 de noviembre-, ha considerado que la exclusión de su país no es debida al fracaso de la diplomacia española sino que es fruto o consecuencia de los errores de la política exterior del Gobierno.
-El periódico El Mundo- España informa:
La conferencia internacional para discutir sobre cómo reformar el sistema financiero mundial se celebrará el próximo 15 de noviembre y a ella acudirán los dirigentes del G-20, según anunció la Casa Blanca. Sin embargo, y a pesar de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró lo contrario, España no estará presente en las reuniones.
Sin embargo, la Casa Blanca ha prometido al Gobierno que recogerá sus propuestas para debatirlas en la cita. "No hubo una decisión de excluir a España", explicó el portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, a EFE.
Si se admite a demasiados países "puede ser un grupo demasiado grande y entonces no se puede llegar a un consenso sobre cómo avanzar, por lo que la decisión fue ceñirnos al formato del G20", afirmó Fratto.
"Si España quiere presentar esas ideas a través de alguno de los líderes individuales que acudirán a la cumbre, o a través de su representación en la Comisión Europea, desde luego es bienvenida", agregó el portavoz.
"Esta será la primera de una serie de cumbre que reunirá a los líderes de los países que participan en el proceso de ministros de Economía del G-20 para discutir sobre los actuales retos económicos", explicó otro responsable estadounidense que pidió no ser identificado, quien precisó que la conferencia tendrá lugar en Washington.
España no forma parte del G-20, que fue creado en 1999 en respuesta a las crisis financieras de finales de los 1990 y al creciente reconocimiento de los países emergentes. "España, por razones objetivas y dado su peso económico, debe participar en esta cumbre", afirmó el martes el presidente del Gobierno, José Luis Rodrígue Zapatero.
Los miembros del G-20 son los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de 19 países: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos.
Además, la Unión Europea también es miembro y está representada por el presidente de turno del Consejo y por el presidente del Banco Central Europeo (BCE).
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, había afirmado, tan sólo unas pocas horas antes, que España se merecía un lugar en esa cumbre después de que el martes dijera en el Parlamento europeo que a la reunión podrían acudir el G8 -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia- y el G5 -países emergentes como China, India y Brasil-.
La primera intervención de Sarkozy no gustó a Zapatero, que le telefoneó el martes para que cambiara de opinión.
Este no ha sido el único 'malentendido' entre Zapatero y Sarkozy, ya que el presidente español no fue invitado tampooco a la minicumbre europea celebrada el pasado 4 de octubre con los gobiernos de Berlín, Roma, París y Londres, aunque más tarde Sarkozy se reunió con él para subsanar el desplante.
La cumbre mundial comenzó a gestarse cuando Gordon Brown formuló la necesidad de crear un nuevo Bretton Woods, la conferencia que diseñó el actual sistema financiero en 1944. Brown se convirtió en inesperado líder mundial contra la crisis y prometió que España estaría representada en la reunión.
La posterior reunión del pasado día 19 entre el presidente de EEUU, George W. Bush, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el propio Sarkozy, perfiló la agenda de reuniones.
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